jueves, 2 de febrero de 2017

Confianza, cariño y sostén es lo que harán de nuestros hijos, personas maduras. Y la madurez se alcanza cuando los actos de amor son actos concretos de confianza mutua.


La confianza lleva a la formación como persona, a la educación como persona. Formación y educación que llevan al ser a llegar a ser.
Ese llegar a ser yo se expresa con características propias, diferentes de mis padres, buenas, malas, regulares, pero mías.

Todos los hombres tienen una patria. Pero la verdadera patria está en lo vivido en la infancia, que es lo que a uno lo marca para siempre. Allí a donde vaya, allí va con la marca de lo que ha sido en la infancia.
La infancia es la verdadera patria.
En la infancia está la base de lo que uno es.

Se logró que el hijo sea. Ahí está la siembra de los padres; los hijos son lo que en ellos se siembra y desde el ser de cada uno, de lo que es, se pasa al hacer y después se puede tener.
Del yo soy viene el yo hago y el yo tengo, tal vez por eso sería muy importante que la familia pregunte a sus hijos, ¿quién quieres ser? Y no  tanto ¿qué quieres tener?.

El tener es algo que viene después del ser y el hacer. El que centra y prioriza en su vida el tener nunca le alcanzará lo que tenga.
mercaba

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