jueves, 26 de mayo de 2016

Corpus Christi. Eucaristía presencia real del Señor



Pan de Vida
“Llamase a sí mismo Pan de vida (Jn 6,48) porque sustenta nuestra vida, tanto la presente como la futura por lo cual añadió El que coma de este pan vivirá para siempre (ibid 51). Y pan llama aquí, o bien a los dogmas saludables y a la fe en El, o bien su propio cuerpo. Pues ambas cosas fortalecen al alma. 
Cristo nos compró con su sangre
“Esta sangre era continuamente prefigurada de antiguo en los altares, en las muertes de los justos. Ella es el precio del mundo; con ella compró Cristo la Iglesia, con ella la hermoseó toda entera, pues, a semejanza de un hombre que para comprar esclavos da oro, y si quiere adornarlos emplea oro, así también Cristo con sangre nos compró y con sangre nos hermoseó. Los que de esta sangre participan asisten a una con los ángeles, con los arcángeles y con las soberanas potestades, vestidos de la misma real estola de Cristo y provistos de las armas espirituales. Mas nada grande he dicho todavía. Vestidos están del mismo Rey”
Reflexionemos de qué beneficios hemos sido objeto, de qué Espíritu hemos gozado; y este pensamiento será freno de nuestros irracionales apetitos. ¿Hasta cuándo estaremos sin despertar? ¿Hasta cuándo nos hemos de cuidar de nuestra salvación? Consideremos que beneficios se ha dignado hacernos Dios; démosle gracias, glorifiquémoslo, no sólo por la fe, sino también por las obras, para que alcancemos también los bienes venideros, por gracia y benignidad de nuestro Señor Jesucristo, con el cual sea al Padre la gloria, juntamente con el Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén” (n 4).
San Juan Crisóstomo

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